Todo organizado
por las Líderes Mantarrayas Sthefanie Soto y Marianne Soto, se inician las
actividades Kickinter 2014, con la que se compartió un momento muy valioso
donde las niñas Kickinter pudieron comprender el verdadero valor de la Amistad
a través de un cuento el cual fue leído por la Sempai Mayra Granadillo y la Líder Marianne Soto; con apertura por parte de la Líder Sthefanie Soto y la Sempai Brendy Velásquez.
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AMIGAS DESDE LA
HUERTA
Lula y Lila eran dos plantas de espinacas que nacieron en un mismo huerto y
habían sido amigas desde entonces. Habían pasado juntas por los terribles fríos
del invierno y los largos días de sol, y siempre se habían apoyado mutuamente,
en espera de llegar a aquel momento mágico con que toda espinaca soñaba: el
momento de servir de comida a un niño y transmitirle toda su fuerza.
Así que cuando llegó la hora de la cosecha, fueron juntas y felices a la
fábrica de preparado, y de allí a la de envasado, y de allí al supermercado,
donde fueron expuestas en uno de los mejores estantes. Ambas veían emocionadas
pasar las señoras con sus cestas, fijándose en aquellas a las que acompañaba
algún niño. Pasó todo un día entero sin que nadie se acercara, pero justo antes
del cierre, una señora se acercó demasiado al estante, y sin darse cuenta
golpeó la bolsa de Lula, que cayó al suelo, justo antes de que uno de los pies
de la señora la empujara bajo la estantería.
Nadie se dio cuenta de aquello, y Lula pasó toda la noche llorando, sabiendo
que se quedaría bajo el estante hasta ponerse mohosa. Lila, muy apenada, se
lamentaba de la suerte de su amiga, sin poder hacer nada. Al día siguiente,
cuando a media mañana se acercó una señora acompañada por un niño adorable,
dispuesto a comprar la bolsa de Lila, ésta no podía alegrarse pensando en la
desgracia de Lula. Y en un momento de locura y amistad, hizo un último esfuerzo
por ayudar a su amiga de la infancia: justo cuando el niño iba a agarrar la
bolsa, Lila sé dejó caer del estante y fue a parar al suelo junto a Lula. El
niño, sorprendido y divertido, se agachó y sin darse cuenta cogió ambas bolsas.
Lila acabó con un par de tallos rotos, pero no le importó hacer aquello por
salvar a su amiga. Y cuando horas después compartía el plato del niño con Lula,
se sintió la espinaca más feliz del mundo por poder cumplir su sueño junto a su
mejor amiga.
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A continuación se
realizó un intercambio de cotillones, con el que cada jugadora redactó una
carta sobre el valor de la amistad y se la entregó junto al cotillón a la
compañera que le tocó por sorteo.
Luego la Líder
Mantarrayas Sthefanie Soto dio unas palabras alentadoras a todo su equipo:
Hay seres
humanos que no tienen amigos, porque quieren que las personas con quienes se
relacionan sean perfectas, pero, hasta donde se sabe, aún no nace la persona
perfecta, solamente el ente perfecto es Dios.
Es importante
entender que todos somos diferentes y que la verdadera amistad consiste en
armonizar nuestras diferencia y apreciar más a fondo lo mejor de nuestros
amigos, aceptando aquello que no es placentero, pero que forma parte de su
carácter y personalidad.
La lealtad es
quizás la característica, por excelencia, de una buena amistad. Algunas veces,
por trabajo, estudios u otras preocupaciones, no es posible muchas veces ver a
los amigos con la frecuencia que quisiéramos. Llamar a nuestros amigos por lo
menos para saludarlos o escribirles, y saber cómo están tanto de salud como por
su familia, es una forma de lealtad; obviamente olvidarnos de ellos es una
deslealtad de nuestra parte.”